Los hechos ocurrieron en la tarde de ayer viernes Santo. Las personas que pasaban la tarde en Zarauz, Guipúzcoa, entraban en el restaurante atraídos por una gran oferta para merendar unas deliciosas torrijas. Pero algo raro estaba pasando, la gente que las comía se volvía muy loca y no paraba de gritar y bailar.
Fue entonces cuando el cocinero vasco, Karlos Arguiñano, repasó los ingredientes que estaba poniendo a las torrijas. En ese momento se dio cuenta que la bolsa de azúcar, no era de azúcar. Su compañero había dejado sus polvos mágicos al lado del azúcar y se había equivocado al poner el ingrediente correcto.
El restaurante tuvo que poner música electrónica toda la noche y cerrar a las tantas de la mañana. Al final uno que no había comido torrijas, se dio cuenta que algo raro pasaba y llamó a la policía que llegó y cerró el restaurante y han puesto denuncia contra el cocinero por intoxicación.