Sara Geurts tiene 26 años pero parece una anciana. Así lo refleja su piel cada vez que se produce para una sesión de fotos y sus arrugas quedan en primer plano, pero ella aprendió a sacar provecho de las rarezas de su cuerpo.
«Mi piel era mi mayor inseguridad pero ahora creo que es lo más lindo que tengo”, expresó la joven de Minneapolis, Estados Unidos Geurts nació con el Síndrome de Ehlers-Danlos, un desorden del tejido conectivo que afecta al colágeno en la piel. «El colágeno es la proteína más abundante en nuestro cuerpo y es lo que hace que nuestra piel se estire y vuelva a su tamaño original sin dañarse”, explicó la modelo en una entrevista esta semana.
Geurts sufre de dermatoparaxis y contó que se cubría con la mayor cantidad de ropa posible cuando era chica para no parecer una «niña vieja”.”Recién a los 22 o 23 años empecé a ver mi cuerpo como algo único, una rareza. El modo en que se forman las líneas, el arte que se forma… Es increíble y me entristece haberme sentido fea en algún momento”, aseguró.
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